21 mar 2012

LAGUNA NEGRA MOJICONE



Es costumbre del país pagar penitencia en Chiquinquirá en semana Santa por lo que viaja cientos de Kilómetros de herraduras, cuando no había carretera;  viajaban familias enteras en caravana. En una de estas caravanas un joven cansado se quedó  en el  camino y se 
sentó a descansar en un valle cubierto de nubes.  El viento despejó las nubes y 
vio que abajo había un pueblo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó 
noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y 
piedras. 
Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe de 
ellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el  joven le brindó uno 
nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición  que no se 
quedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida.  El balde era para 
atajar las piedras que niños lanzaban al techo agujerado, los cuales serían 
castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la 
mañana sin despertar a nadie. 
El joven se quedó dormido.  Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó y 
no se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromiso por lo que salió 
rápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y se 
sentó, cuando vio que una gran nube   cubrió la casa, al tercer canto del gallo, 
la nube desapareció y notó que a sus pies había  una gran laguna por lo que 
asustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió. 
La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasa 
fumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae  la maldición.  Ella bajaba 
a advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la laguna, si 
no una gran avalancha les vendría;  si le da tabaco o  chocolate ella saca de la 
mochila granos de oro y los da a cambio. 
En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina.  Allí vivía sola una 
mujer avara y malgeniada.  Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y le 
dio agua panela y le pidió posada y le dijo que no  molestara, que no daba 
posada a mendigos.  Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a las 
gallinas.  El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, la 
señora se ofendió y le dijo que la dejara en paz.  Ofendida el hada sacó granos 
de oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas.  La dueña de la casa fue a la 
cocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo.  Por su 
avaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha se 
llevara media finca y acabará con sus cultivos.  A los tres días la señora le dijo.  
Cuando la señora avara llegó con la olla de comer, la avaricia de aquella llegó 
a ser tan mortal, que mato a todas las gallinas para sacarles el oro.  A los tres 
días paso la maldición, ella enloqueció y se fue


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